De retóricos mantras en el desarrollo y la cooperación: la participación

Inicio un espacio para modas y modismos. Voy a traeros del baúl de los recuerdos un palabro que por desgracia ya no es lo que fue, aunque ha sido sustituido por otros palabros como apropiación armonización y alineamiento o empoderamiento…Nuestra invitada de hoy es uno de los mayores mantras de la cooperación y el desarrollo…señores, señoras con todos ustedes: la PARTICIPACION.

Como ya hiciera en otras ocasiones y para no perder el impulso, hago un remake de un texto de una de mis publicaciones de 2010 (ya seis años han pasado, cuando todos éramos más jóvenes y atrevidos): La gestión de la información en organizaciones de desarrollo (Rodríguez-Ariza, C. , 2010: 6). Aunque viejuno…sigue siendo de actualidad.

Si hablamos de participación y gestión de la información, entendemos que un proceso es participativo cuando las personas tienen incidencia en el uso de la información, las decisiones en base a esa información y la implementación de las decisiones.

Por tanto la participación no es un estado puntual, sino más bien una “escalera” –o un continuo– entre la pasividad o participación manipulada, la consulta para el suministro de información, la participación por incentivos o funcional (reactiva), la participación interactiva (activa), y la participación auto gestionada (proactiva).

Escalera de la participación

Como anécdota sobre la larga trayectoria de las reflexiones en torno a la participación: la escalera de la participación surgió en 1969

Aunque la participación es una consecuencia real y potencial del desarrollo, la participación de los implicados en las acciones de desarrollo es un proceso que no es fácil ni evidente. Cuando ese proceso participativo se trata de implementar o describir es fácil que surjan obstáculos. Se puede encontrar un descripción de algunos de ellos como aversión al riesgo, el trabajo extra, la inercia, el hábito o la rutina, los intereses creados, la dificultad de delegar y de distribuir el poder, en esta publicación de hace 15 años (iii) del legendario Robert Chambers (84 años ya, pero sólo cuatro más que Robert Redford y Woody Allen…), junto a otros compañeros del Institute of Development Studies (IDS): The new dinamic of aid: power, procedures and relationships (Chambers, R; Pettit, J. Scott-Villiers, P.,2001). Es interesante cómo estos conceptos también son estudiados desde una disciplina que me fascina: la psicología social

Los procesos participativos no son sólo un fin en sí mismos, sino que deben ser un medio y han de ser utilizados en coherencia con los objetivos de desarrollo que se persiguen. Hay algunos errores por desgracia muy comunes que pueden reducir el impacto positivo de la participación. Y es que hoy en día y desde hace un tiempo a cualquier reunión de más de dos personas se le puede acuñar el manoseado término de participativo. Pero un proceso participativo tiene grandes amenazas que pueden llevar a la desconfianza y a la decepción de los participantes hacia éste y futuros procesos participativos. Algunos son la improvisación, la premura, la exclusión, la imposición, la manipulación o la falta de devolución de productos (Pretty, 1995). Por tanto algunos de los errores comunes y algunas de las debilidades y amenazas que dan lugar a unos procesos de participación descafeinados, “no reales ni representativos” son las siguientes (Elaboración propia a partir de Pretty (1995):

-Improvisación: se falla en planificar el proceso y en explicarlo a la gente, y se «queda corto»; los métodos deben ser seleccionados en función de un objetivo claro;

-Superficialidad: se recolectan pocos datos, sin cruzar los métodos para profundizar y «triangular» las fuentes;

-Premura: se corre hacia las conclusiones, omitiendo la profundización de aspectos poco claros o inexplicados;

-Exclusión: se omite la integración en el proceso ciertos miembros de la comunidad, generalmente los más marginados, los menos poderosos, los más críticos…;

-Imposición: se abandona la actitud de facilitador en algún momento del proceso y se imponen ideas, dejando de escuchar y aprender;

-Manipulación: el proceso participativo se lleva a cabo sólo para satisfacer las necesidades de los técnicos o de algunos líderes que manipulan el proceso para confortar sus propuestas;

-Falta de compromiso: se crea confusión si el proceso participativo no resulta de un compromiso inicial claro con la gente: objetivos, resultados esperados, devolución de los productos a la comunidad;

-Decepción: un proceso participativo despierta expectativas de la gente. Si no se le da el seguimiento esperado, se habrá otra vez «extraído» información sin devolver nada, y la credibilidad del método mismo quedará afectada en la comunidad.

Por tanto algunos de los aspectos esenciales en los procesos participativos son: (1) contar con las relaciones estructurales y la capacidad y habilidad de la gente para negociar, pues lo que determina realmente la participación es el poder de decisión; encontrar métodos y técnicas a través de los que la gente puede jugar un papel real. Por ello el éxito de la participación depende en gran medida del grado de organización de la gente y de la flexibilidad de cada actor. (2) Contar con las limitaciones técnicas y operativas del enfoque, que hacen necesaria la evaluación continua de las herramientas metodológicas utilizadas. (3) Contar con las limitaciones conceptuales y políticas de la participación: (i) hay que señalar la importancia de los diferentes objetivos en la práctica de la participación, si es un fin o un medio, y de la aplicabilidad y pertinencia de las técnicas participativas; (ii) aspectos como diversidad y diferenciación no son claros cuando se habla de participación; (iii) la participación puede ser una forma de cooptación política y requerir contribuciones de los participantes en forma de trabajo, dinero u otros tipos de transferencias en los costes del trabajo. Esto puede enmascarar una situación de centralismo en nombre de la descentralización (Biggs & Smith 1998, Stirrat y Henkel 1997).

Y es que tal y como describe el profesor que conocí en la Universidad de Manchester, Richard Heeks (1999) la participación con facilidad puede devenir una tiranía (la tiranía de la participación): (1) Tiranía de toma de decisiones y control si ignora los procesos de decisión existentes y legítimos. (2) Tiranía del grupo si las dinámicas de grupos llevan a decisiones tomadas de forma (participativa) que refuerzan a los ya de por sí más fuertes. (3) Tiranía del método si los métodos participativos sustituyen algunas ventajas que otros métodos pueden proporcionar. De esta forma es fácil que la participación sea una tiranía cuando se ignora el contexto (falta de capacidades, recursos humanos, tiempo…), los riesgos (ignorar las razones para la no participación, presiones de grupo y riesgos de participar) o el objetivo (participación no responsable, no representativa, burocrática o de interés particular).

Finalizamos con dos reflexiones interesantes: la primera de Guijt y Shah (1998 en Heeks, 1999:2) indicando que los procesos participativos han sido utilizados en ocasiones como soluciones técnicas y de gestión para lo que básicamente eran problemas políticos . La segunda, señalando que hay contextos de desarrollo donde la participación no es “realmente” participación, donde la cultura y la política de una organización impiden procesos realmente participativos al no ser posible que los implicados determinen qué, cómo o para qué se hacen las cosas (Biggs, 1998 en Heeks, 1999:3). Por tanto hay que ser conscientes de que hay contextos donde, sin unos requisitos previos, la participación no es una técnica efectiva, pertinente o viable.

No todo vale compañer@s cuando hablamos de participación…aunque siga siendo verdad que lo importante (normalmente…o después de este post a veces) es participar

Y como siempre…a ver si nos vemos…o nos seguimos viendo…participando de verdad

REFERENCIAS CITADAS

 

Biggs, S. & Smith, G. (1998) «Beyond methodologies: Coalition Building for participatory technology development«, World Development, vol. 26, no. 2, pp. 239-248.

Heeks, R. (1999) «The Tyranny of Participation in Information Systems: Learning from Development Projects«, IDPM Working Papers, vol. 4. IDPM, Manchester.

Chambers, R; Pettit, J. & Scott-Villiers, P. (2001) «The new dynamic of aid: power, procedures and relationships«, IDS Policy Briefing no. 15. IDS, Brighton.

Pretty, J. N. (1995) «Participatory Learning for Sustainable Agriculture«, World Development, vol. 23, no. 8, pp. 1247-1263.

Rodríguez-Ariza, C. (2010) «La gestión de la información en organizaciones de desarrollo (vol.II) El caso de los departamentos de las administraciones públicas españolas que trabajan a través de las ONGD. Un reto y un compromiso asociado a la agenda de calidad de la ayuda». Nº 11 / 2010

Stirrat, R. & Henkel, H. (1997) «The development gift: the problem of reciprocity in the ONG World», Annals of the American Academy of Political Science, vol. 554, p. 80.

 

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